
Pádel Indoor Gavà se encuentra ubicado en el municipio del propio nombre a pocos kilómetros de Barcelona. Se trata de un enclave maravilloso enmarcado en una zona de playas, naturaleza y casco urbano donde gustan mucho de los deportes. 8 pistas de pádel indoor de moquetas azules perfectas donde practicar pádel es un auténtico privilegio. Los techos de la instalación a 13 m de altura facilitarán tu juego permitiendo que tus globos no se vean afectados por la cubierta. Además, su buena iluminación tampoco obstaculizará el desarrollo de tus partidos.
Las pistas bien, el bar bien, vestuarios también y el precio, pero la gran diferencia con el resto de clubs es el trato. Cualquier cosa, siempre está Paula con una inmensa sonrisa para ayudarte. Gracias!
Club de pádel indoor con restaurante. Creo que son 8 pistas azules. La pista está bien, aunque un poco lenta. Altura de techos buena. Iluminación a mejorar. Vestuarios correctos y amplios. Aparcamiento quizás un poco justo. Tiene un amplio restaurante interior desde el cual se ven las pistas de pádel, tiene buena pinta algunas de tapas que he visto
Pistas limpias y en buen estado. La comida del bar no es mala para ser que es bar de tomar algo post partido.
Buen sitio para ir a jugar a padel, el gimnasio algo pequeño pero idoneo!
Osencontrareis un servicio de bar estupendo para tapear y comer tanto menus como bocadillos.
Sitio genial para jugar, personalmente en las mejores pistas que he jugado
Horrible. La pista justo al lado de nuestra estaba en construcción con una maquina diésel funcionando todo el tiempo con el consecuente ruido y olor a gasolina. Peor aún el servicio, ya que no nos quiere devolver el dinero, finalmente hoja de reclamaciones y policía. Lamentable
Buen ambiente. En recepción te buscan partidos. En el bar hay menú diario muy bueno! Ideal jugar y comer luego allí. Rico y servicio muy rápido
Hemos hecho la reserva en Playtomic, hemos llegado y las luces de nuestra pista estaban apagadas. Hemos ido a preguntar al bar, ya que no había nadie en recepción, y nos han soltado un "esto es un bar" así bordemente. Hemos estado jugando un rato, pero no se veía nada, así que hemos vuelto a preguntar (a otra persona más amable, obviamente), han hecho una llamada y al final han conseguido que nos encendiesen las luces, a 15 minutos de que acabase nuestra reserva. Quitando la nefasta experiencia, añadir que el suelo es de moquetilla, las pistas están pegadas unas a otras (con acceso rocambolesco por fuera del pabellón) y no tienen puertas, con lo que es súper fácil que se te vayan las pelotas cada dos por tres a las pistas de al lado. Primera y última vez que vamos.