En el corazón de toda relación auténtica habita un encuentro “sagrado”. Martin Buber, con su visión profunda del diálogo, nos enseñó que la vida se teje entre el Yo y el Tú, no como objetos separados, sino como presencias vivas que se revelan mutuamente. El Yo no existe plenamente sin el Tú; el Tú da forma al Yo, y juntos danzan en el espacio compartido del nosotros.
Cuando nos abrimos desde la presencia, desde la escucha real, el otro emerge como Tú, y con ello el milagro de la relación se manifiesta. Entonces, la danza se vuelve viva, sin coreografía previa, llena de riesgo y verdad.
La Terapia Gestalt, desde su vertiente más puramente relacional, nos invita a vivir cada encuentro como un puente hacia lo eterno. El Tú nos humaniza, nos despierta, nos invita a vivir no desde el ego aislado, sino desde la profunda conexión con otro ser humano en forma de creación compartida.